¿Qué son y por qué tenemos fobias?

Son momentos en que aparece una ansiedad intensa ante objetos o situaciones concretas, que simbolizan amenazas vitales.

Se han expuesto los aspectos básicos de las fobias y también su verdadera y extensa subdivisión (de hecho, pueden existir fobias sobre cualquier elemento de la realidad); lo que haremos a continuación es completar la información acerca de algunos de sus aspectos más relevantes.

Desde la vertiente cognitiva, las fobias indican aversiones centradas en lo que se denominan «objetos», aunque en realidad es preciso ir más allá en el proceso de significación. En este sentido, existe una atribución simbólica que sustenta la reacción ansiosa; esto quiere decir que las personas ansiosas otorgan a los objetos fóbicos un papel desencadenante oculto que convendrá desenmascarar a pesar de que, como muestra la realidad, el proceso tiene muchas dificultades. Así, por ejemplo, detrás de una claustrofobia que se manifieste en lugares diversos, singulares o insospechados, existe el concepto de «sentirse atrapado» vitalmente, por lo que la sensación de falta de aire o de mareo no son más que los resortes mentales que conducen a salir rápidamente de la situación. En los casos de columbofobia (o fobia a las palomas o a las aves en general), por ejemplo, suele existir, de forma subyacente, el concepto de aversión a la enfermedad, a verse contaminado, al contagio, y así un larguísimo etcétera.

Sin embargo, en realidad, lo que hay que preguntarse es si el metro, las palomas, la sangre, la oscuridad, etc., son tan amenazantes. ¿Dónde y cuándo se ha construido dicha mentira?, ¿cuánto va a durar? Probablemente sea más adecuado hablar de que existe una conjunción de varios y convincentes elementos de la propia trayectoria vital, además, posiblemente, de una personalidad, una herencia genética, un entorno y, sobre todo, una educación que pueden llegar a convertir determinados riesgos en amenazas tan irracionales como irreales. Debe quedar claro que las fobias, como manifestación ansiosa, a menudo tienen mucho que ver con episodios muy distintos vividos en el pasado, pero que en la actualidad han tomado un objeto específico como símbolo desencadenante.

Las fobias pueden tener, no obstante, una intensidad muy diversa, que puede ir desde crisis de pánico hasta explosiones de ansiedad muy variadas, desde el sufrimiento psicosomático duro hasta la sencilla incomodidad o inseguridad. La fobia limita enormemente a la persona, pues la obliga a organizar su vida de manera que pueda evitar aquello que la está perjudicando.

Finalmente, hay que decir que, a pesar de su aparatosidad, las fobias suelen tener un pronóstico muy favorable en cuanto a su reequilibrio, exceptuando el caso de algunas agorafobias y fobias sociales, cuyo trasfondo suele encontrarse fuertemente oculto y blindado al cambio.

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