Relajar la mente

La relajación admite muchos estados de intensidad, siempre de acuerdo a la preparación que esté uno dispuesto a llevar a cabo. Cuando se insiste, esta pasa de ser física a serlo también mental y emocional. Cuando la persona ha relajado a fondo su cuerpo, eliminando todas las tensiones neuromusculares, esa misma laxitud somática ya sosiega en grado sumo, pero además se pueden aplicar distintas técnicas complementarias que incrementarán el beneficio sobre la psique. Muchas personas, tras la relajación física, necesitan un soporte para que la mente no se ponga a divagar en los últimos minutos. En cuanto reaparecen tensiones en la mente, pueden reflejarse en la musculatura y crear de nuevo crispaciones físicas. Exponemos algunos procedimientos tan antiguos como eficaces para evitar la dispersión mental. No hay por qué practicar asiduamente todos estos métodos, sino primero tantear con ellos y cuando se descubra el que nos resulta más eficaz y provechoso, utilizarlo como complemento.

 

Fijar la atención en el movimiento abdominal.

Si la persona está efectuando respiraciones abdominales (que son muy sedantes y aconsejables), concentrará la mente en el movimiento de subida y bajada del vientre. Tratará de sentir la dilatación y la vuelta a la posición inicial del estómago, pero sin pensarlo. Aprovechará el movimiento para, a través de él, relajarse más y más, más y más.

 

Estar atento a la sensación de relajación.

Después de haberse relajado lo suficiente, se produce una agradable sensación de sosiego. Es también posible detener la mente en este punto y continuar muy relajado.

 

La noche mental.

Es una práctica excelente para liberar la mente de tensiones y dispersiones. Consiste en oscurecer el campo visual interno, de ahí el nombre del ejercicio. Para ello, el practicante puede servirse de alguna imagen o idea (un fondo negro, un velo tupido que cae sobre los ojos, una pizarra, una pantalla opaca…) para lograr, paulatinamente, una oscuridad tranquilizante que absorba los pensamientos.

 

Instrumentalizar la exhalación.

Se aparta la mente de todo y se fija en la respiración. Cada vez que se suelta el aire, uno siente que se libera más y más, se deja ir, se desbloquea, se abandona y experimenta un estado de fluidez. Hay que aprovechar la exhalación para soltarse más y más. Es un procedimiento muy sencillo y de enorme eficacia.

 

Experimentar la sensación táctil del aire.

Al respirar por las fosas nasales, debido al choque del aire en las mismas, se genera una sensación táctil, que con un poco de práctica se percibirá perfectamente. El ejercicio consiste en depositar la mente, con firmeza, en la entrada de los orificios nasales, es decir, en las aletas de la nariz. Sin pensar, ni analizar, ni divagar, debe uno ensimismarse más y más en la sensación que produce el aire.

 

Afirmaciones.

Después de haber revisado el cuerpo y haberlo relajado, se pueden efectuar afirmaciones saludables y que resultan de gran ayuda. Nos referimos a algunas de ellas:

 

Relajarse con la respiración

El practicante hace más lenta y larga la respiración, y mentalmente se dice: «Al inhalar, me relajo», y «Al exhalar, me relajo». A la vez que se recita la fórmula, debe tratar de relajarse más y más, calmando así todos los procesos físicos y mentales y recobrando el estado de serenidad.

 

Apoyarse en una palabra para desplegar un sentimiento de quietud

El practicante selecciona una palabra y repite una vez con la inhalación y otra con la exhalación, tratando de apoyarse en lo que la palabra designa para seguir calmándose más y más. Si por ejemplo selecciona el vocablo paz, deberá repetirlo mentalmente tratando de alargar la vocal un poco. No se trata de una repetición mecánica, sino, bien al contrario, de la utilización de la palabra para suscitar y desarrollar en uno ese sentimiento de calma profunda.

 

Afirmaciones constructivas

Pueden repetirse unas cuantas veces, sintiéndolas, afirmaciones constructivas como «Soy serenidad» o «Estoy sumamente tranquilo» o «Me siento sereno y seguro».

 

Utilización de la vibración Om

Esta técnica es muy efectiva y colabora excepcionalmente en la quietud de la mente. Como referencia, pensemos en una casa vacía o en el campo cuando reina el silencio perfecto, tan intenso que tenemos la impresión de oírlo. Esa vibración, que al verbalizarla la señalamos como Om, es la que se utilizará después de la relajación del cuerpo. Debe asociarse con la respiración y se actúa de la siguiente manera: mientras se inhala, se recita mentalmente alargando la consonante, dejando que impregne toda la mente; y al exhalar, se procede del mismo modo.

 

Visualización de quietud

Todos sabemos hasta qué punto la imagen mental nos despierta sentimientos definidos. No experimentamos lo mismo si imaginamos algo repulsivo o desagradable que cuando lo imaginado es algo hermoso y placentero. La visualización consiste en recrear una imagen mental para que nos inspire un sentimiento positivo. Existen innumerables ejercicios al respecto, pero vamos a indicar algunos que son complementarios de la relajación física para calmar las emociones.

 

Seleccionar una imagen que nos inspire quietud

Un lago, una pradera, la cima de una montaña… Se trata de imaginar con la mayor fidelidad posible para que nos produzca un sentimiento de calma profunda.

 

Visualización de la bóveda celeste

Se debe representar mentalmente el firmamento, inmenso, claro y despejado. Fundirse con la bóveda celeste, recrear un sentimiento de inmensidad, totalidad e infinitud. Expulsar de la mente preocupaciones, tensiones y afanes, y durante unos minutos unirse en el firmamento, cultivando un estado de plenitud.

 

Visualización de vitalidad

Visualizarse inmerso en un océano de luz radiante y tan pura que incluso los rayos de luz y vitalidad entran y salen por todos los poros de su cuerpo. Unirse a la masa de luz pura, radiante y revitalizante, y recrear un sentimiento de cosmicidad. Este ejercicio admite otra modalidad que consiste en visualizar que el aire que inhalamos y exhalamos es luz. Al tomar aire nos llenamos de vitalidad o fuerza vital y al exhalarlo la propagamos por todo el organismo.

 

Instalar paz en el corazón

Se trata de un ejercicio muy antiguo. Al tomar aire, visualizamos que recibimos paz y al exhalarlo, conectamos la mente con la zona del corazón, y visualizamos que el aire lleva paz y armonía al propio corazón. Estos ejercicios complementarios basta con que se apliquen durante cuatro o cinco minutos, si no se dispone de más tiempo.

Las personas propensas a estar tensas tendrán que insistir en la práctica, pero de cualquier modo obtendrán mejores resultados si se sirven de ejercicios preliminares de estiramiento y masaje de yoga. Más adelante proporcionaremos dos tablas muy simples para inducir a una relajación profunda, ya que desbloquea y ayuda a eliminar crispaciones y contracturas.

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